| 17/07/2022 José Antonio de Yturriaga |
Gibraltar se ha convertido en una isla rodeada de países terceros y con una verja que separa al Peñón de España, constituida en frontera exterior de la Unión. Sin la cobertura del Reino Unido, Gibraltar ha quedado en un estado de gran vulnerabilidad. El Gobierno español, en vez de aprovechar una coyuntura favorable para presionar a un municipio español de 30.000 habitantes, que se resiste a reintegrase en la nación a la que geográfica, histórica y políticamente pertenece, ha acudido raudo a salvaguardar los intereses del pueblo gibraltareño y a concederle “gratis et amore” un status privilegiado dentro del “espacio Schengen,” que no le corresponde, El Gobierno español aceptó además delegar en los agentes de Frontex la realización de los controles en territorio gibraltareño..
La entonces ministra Arancha González Laya calificó peyorativamente de “rutina reivindicativa” la ingente labor de la diplomacia española que consiguió que la ONU condenara a Gran Bretaña por el mantenimiento de un sistema colonial contrario a los principios de la Carta, la instara a negociar con España la descolonización de Gibraltar y a poner fin a su dominio colonial antes del 1º de octubre de 1969, y afirmara que cualquier tentativa destinada a destruir total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país sería contraria a tales principios. España no ha ganado protagonismo en Gibraltar, sino que sigue a remolque de los intereses de los gibraltareños. El Gobierno español no ha querido aprovechar la coyuntura de la debilidad de la posición internacional de Gran Bretaña tras el Brexit y ha dilapidado la oportunidad de potenciar su reivindicación de soberanía sobre el Peñón. Seguir leyendo>>
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