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Además, no duda sobre la conclusión final de sus estudios, a mayor pobreza más alto resulta el índice de sobrepeso y obesidad. Según Alejandro Cerda, las regiones más pobres de su país mantienen la denominada “dieta del pobre”, dieta que se encuentra basada en el fast food. El estudio muestra una perspectiva diferente, estudia la obesidad a partir de la pobreza mostrando que no se trata de que las personas no sepan comer, simplemente es cuestión de poder adquisitivo. Es cierto que la carencia económica impide que las personas puedan alimentarse correctamente, verduras y frutas pueden no estar al alcance de sus bolsillos, sin embargo, existen ejemplos de todo lo contrario.
A pesar de que muchos consumidores pueden acceder a los alimentos saludables, optan por los alimentos preparados, la comida rápida, etc., como una alternativa a la falta de tiempo a la que se ven sometidos por cuestiones laborales. La obesidad es un problema generado desde muchas vertientes, sedentarismo, pobreza, carencia de tiempo, falta de cultura alimentaria, etc.
Nos quedamos con la conclusión del investigador, “no es que la gente no sepa qué comer, el problema es que no tiene para hacerlo bien. Su poder adquisitivo hace que no pueda acceder a verduras o frutas, sino que lo más cercano son galletas y azúcares”..
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