| 20/12/2022 Marisol Hernández |
España ha vivido en la última década tantos cambios en el reinado de la política bipartidista tradicional que ha llegado a abusarse del calificativo de histórico. Este adjetivo resulta ahora escaso para explicar la decisión del Tribunal Constitucional de paralizar por primera vez una ley mientras se está tramitando en el Congreso. Es excepcional porque no ha sucedido nunca en 44 años, pero sobre todo porque precipita a este país a una crisis de Estado.
En apenas unos días los pilares que sostenían a la democracia española han acabado cediendo. Se han ido carcomiendo poco a poco, por la erosión que sobre ellos han ejercido agentes diversos. Y ahora ya no tiene arreglo. La suspensión de la tramitación de la reforma del Código Penal sobre los delitos de malversación y sedición sobre los que el grupo socialista y el de Unidas Podemos decidieron colgar varias enmiendas sobre el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial abre una nueva fase en el funcionamiento del sistema político, cuyos efectos son todavía imposibles de calibrar. Seguir leyendo>>
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