23/06/2023 José María Garrido |
Configuran un partido militarizado, vertical y en el que prima la adoración al líder.
A propuesta de Santiago Abascal, Vox aprobará este sábado un cambio en los estatutos obligando a sus afiliados a “guardar secreto” no solo de las deliberaciones, sino también, “de los acuerdos de los órganos de gobierno y grupos institucionales”. El “incumplimiento grave” de esta obligación dará lugar a la expulsión de cualquier miembro del partido.
Estos cambios, que suponen un espaldarazo a la línea dura de los sectores más ultraconservadores de Vox liderados por los hermanos Garriga (Ignacio y Joan) entre los que ganan peso miembros de la secta El Yunque y del Opus Dei más combativo contra los consensos de la transición, otorgan en la práctica plenos poderes a Jorge Buxadé.
Un partido militar y vertical
Arquitecto de la nueva estructura “militarizada” del partido, Buxadé consigue su objetivo de convertir a Vox en un partido de estructura vertical y de adoración al líder, que podrá “dictar órdenes” e “instrucciones internas” sobre el “funcionamiento del partido”. En definitiva, un partido castrense en el que los militantes y dirigentes deben guardar obediencia ciega a la cúpula dirigente. Es decir, a las decisiones dictadas por el propio Buxadé.
No es una cuestión menor si se tiene en cuenta que Buxadé es el delegado de Abascal en las negociaciones territoriales que Vox mantiene con el PP para formar gobierno en regiones como Extremadura, Baleares, Murcia o Aragón. Con los cambios de estatutos, Abascal respalda sus controvertidas gestiones y le sitúa como negociador en el PP de Feijóo ante un hipotético gobierno nacional entre populares y Vox a partir del próximo 23 de julio. Seguir leyendo>>
A propuesta de Santiago Abascal, Vox aprobará este sábado un cambio en los estatutos obligando a sus afiliados a “guardar secreto” no solo de las deliberaciones, sino también, “de los acuerdos de los órganos de gobierno y grupos institucionales”. El “incumplimiento grave” de esta obligación dará lugar a la expulsión de cualquier miembro del partido.
Estos cambios, que suponen un espaldarazo a la línea dura de los sectores más ultraconservadores de Vox liderados por los hermanos Garriga (Ignacio y Joan) entre los que ganan peso miembros de la secta El Yunque y del Opus Dei más combativo contra los consensos de la transición, otorgan en la práctica plenos poderes a Jorge Buxadé.
Un partido militar y vertical
Arquitecto de la nueva estructura “militarizada” del partido, Buxadé consigue su objetivo de convertir a Vox en un partido de estructura vertical y de adoración al líder, que podrá “dictar órdenes” e “instrucciones internas” sobre el “funcionamiento del partido”. En definitiva, un partido castrense en el que los militantes y dirigentes deben guardar obediencia ciega a la cúpula dirigente. Es decir, a las decisiones dictadas por el propio Buxadé.
No es una cuestión menor si se tiene en cuenta que Buxadé es el delegado de Abascal en las negociaciones territoriales que Vox mantiene con el PP para formar gobierno en regiones como Extremadura, Baleares, Murcia o Aragón. Con los cambios de estatutos, Abascal respalda sus controvertidas gestiones y le sitúa como negociador en el PP de Feijóo ante un hipotético gobierno nacional entre populares y Vox a partir del próximo 23 de julio. Seguir leyendo>>
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