EDITORIAL UPyD

Áticos en Marbella, cuentas en Suiza y un país en la ruina

17 de enero de 2013

 
"Este señor no tiene nada que ver con el partido tras haber abandonado todos sus cargos". La frase es del portavoz del PP, Carlos Floriano, y el señor al que se refiere Luis Bárcenas, ex tesorero del PP, del que se ha sabido que manejaba una cuenta en Suiza con un saldo medio de 15 millones de euros (aunque llegó a tener 22). Bárcenas, como es bien sabido, está involucrado en la trama Gürtel. Obviamente, ya no es tesorero ni afiliado del PP, pero lo era cuando se cometieron los delitos investigados, y lo era cuando era beneficiario de la cuenta suiza de tan holgado saldo.

Hoy, Floriano ha rectificado con el consabido "que se investigue hasta el final". Un poco tarde. Ayer seguía eludiendo el asunto principal con la excusa de que hay una investigación abierta. Por supuesto que la hay, pero el Partido Popular no puede desentenderse de este asunto como si fuera algo totalmente ajeno. El caso Gürtel es uno de los mayores escándalos de corrupción que ha habido en España, y sus tentáculos se extienden en muchas direcciones (aunque, sobre todo, se adhieren a las organizaciones madrileña y valenciana de la formación).

Bárcenas era un hombre de confianza de la cúpula del PP, y muy especialmente de Mariano Rajoy. Esto explica por qué tardó tanto en abandonar la gestión de los asuntos del partido, pese a la gravedad de las acusaciones. Bárcenas estuvo 20 años en puestos de alta responsabilidad en la gestión del PP, y sus principales defensores fueron el propio Rajoy y Javier Arenas.

Al mismo tiempo ha vuelto a primera plana el caso del ático en Marbella del Presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Una juez ha decidido investigarlo, momento que ha aprovechado González para afirmar que ha comprado el famoso piso de lujo que, hasta ahora, decía tener alquilado. El asunto estaba siendo investigado por la policía, pero la investigación fue detenida por el Ministerio del Interior a raíz de la llegada al poder del PP, y con la excusa de que se trataba de que las pesquisas sólo tenían un carácter político. Sin embargo, el asunto era tremendamente turbio, con la implicación de fiduciarios sitos en Estados Unidos.

En este momento, los presidentes de las tres mayores Comunidades Autónomas de España (Artur Mas, Ignacio González y José Antonio Griñán) aparecen involucrados en posibles casos de corrupción. Se les debe aplicar, como a todos los ciudadanos, la presunción de inocencia. Pero no pueden esconderse detrás de este derecho - ni ellos ni sus partidos - para eludir su responsabilidad política.

Desde hace un año a esta parte, la preocupación de los españoles por la corrupción se ha multiplicado por tres. Y preocupación es el eufemismo que se usa en los sondeos para enfado, hartazgo o indignación. Sentimientos que se acrecientan cuando todos vemos que los implicados en delitos de corrupción política tienen muchas más probabilidades que el común de los mortales de eludir la acción de la justicia. Como señaló ayer mismo la portavoz de Unión Progreso y Democracia, Rosa Díez, a los corruptos se les presentan tres vías: la amnistía fiscal, el pacto con la fiscalía y, finalmente, el indulto.

Precisamente, UPyD se dispone a interpelar al Gobierno sobre la arbitrariedad en la concesión de los indultos. Además, el también diputado de UPyD, Carlos Martínez Gorriarán, ha anunciado la presentación de una Proposición de Ley de Medidas Urgentes contra la Corrupción y por la Regeneración Democrática. La situación se está degradando a marchas forzadas, y los partidos tradicionales tienen que entender que están poniendo en riesgo, no ya su disminuida imagen pública, sino la confianza de los españoles en la democracia. Los ciudadanos observan consternados cómo los que supuestamente les tienen que sacar de esta crisis atroz, son, o bien incapaces de garantizar la limpieza de sus organizaciones o, en el peor de los casos, cómplices y beneficiarios de la corrupción.

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