lunes, 21 de enero de 2013

Martín Ferrand: "Aguirre nos debe a los madrileños la explicación de su fuga como presidenta de la Comunidad de Madrid"

OPINIÓN / Afilando columnas

Martín Ferrand: "Aguirre nos debe a los madrileños la explicación de su fuga como presidenta de la Comunidad de Madrid"

Antonio José Chinchetru, 16 de enero de 2013 a las 11:16



Quienes nos dedicamos al oficio de juntar letras en ocasiones nos tenemos que tragar nuestras propias palabras. Es lo que le ha ocurrido a este humilde lector de columnas --'el afilador', según el apodo impuesto por los compañeros de la redacción de Periodista Digital-- este 16 de enero de 2013.
La jornada anterior decíamos que si alguien quiere apostar sobre el tema que, un día cualquiera, va a ocupar más espacios de opinión si se la jugaba al nacionalismo catalán el acierto era casi seguro --Pilar Rahola: "Duran i Lleida juega a una versión personalizada de la puta y la Ramoneta"--. Pues bien, en esta ocasión no es así. Ese tema está presente, pero dista mucho de ocupar la mayor parte de los artículos.
Comenzamos nuestro repaso con El Mundo, donde nos encontramos con dos artículos que no le habrán hecho demasiada gracia a Pedrojota Ramírez. El primero de ellos es de Antonio Gala. El escritor dedica su 'Tronera' a quejarse de la Soledad que siente en el periódico del que cobra por sus colaboraciones diarias.
El primer lamento es por la ubicación de su pieza de opinión en la edición de los domingos:
Comprendo que El Mundo no coincide, en todo, conmigo, pero se ha resignado, por ejemplo, a publicar mis troneras dominicales, aunque cambiándolas de sitio (nunca creí que resultaran ofensivas en conciencias normales: no hacen afirmaciones ofensivas, sino constataciones históricamente comprobadas).
Tal vez por un exceso de ego, tal vez por un defecto de capacidad de observación, puede que por otro extraño motivo que se nos escapa, no se da cuenta de que los domingos cambia toda la distribución de los artículos de opinión del diario generalista de Unidad Editorial. En dicha jornada, toda la opinión con firma cambia de lugar, al quedar las páginas 2 y 3 reservadas para la 'Carta del director' y los editoriales. El mismo lamento que Gala deberían, según su lógica, hacerlo los autores de las viñetas y el resto de articulistas.
No se queda ahí:
Personalmente carezco de verdaderos amigos -y menos admiradores- en este periódico.
Lanza otro mensaje contra El Mundo:
Por supuesto, también en este medio existen los recortes. Y por supuesto mi oposición a ellos en el exterior y alrededor mío, también será conocida. Sin embargo, su comunicación -y alguna advertencia correctiva en visitas papales- son las únicas ocasiones de contacto conmigo.
¿Le van a reducir el número de columnas o le van a bajar la retribución que cobra por ellas? Puestos a decir, tal vez Gala debería explicarlo del todo. Concluye:
Por eso quiero comunicarles que estoy solo en El Mundo. Y quiero que el mundo de mis lectores, si es que existe (otro Mundo no conozco post mortem) sea el primero en saberlo. Gracias a quien me lea. Hasta mañana.
El segundo artículo que puede no hacer gracia a Pedrojota Ramírez no le tiene a él ni a su periódico como objeto de crítica. Pero sí a una de sus grandes pasiones: Twitter y su uso a todas horas. Carmen Rigalt publica Los balcones de Twitter.
Comienza:
Los bulímicos han invadido las redes sociales y están cambiando el modelo de sociedad. Una sociedad efímera y demoledora, exhibicionista, que se despacha en pastillas de «trending topic». La humanidad está dividida en dos: los tuiteros y los demás. Los tuiteros son los amos de la urgencia y desde las cocinas de Twitter sirven las claves para interpretar el mundo. Los demás no contamos. Vivimos en la oquedad de la nada y cualquier día desapareceremos arrumbados en las cunetas.
No deja de tener gracia lo que dice de los tuiteros --por cierto, este humilde lector de columnas lo es y aprovecha para decirle a sus lectores que su cuenta de usuario es @chinchetru--. Les dejamos algunas de las cosas que dice ellos --nosotros-- Rigalt:
Y es que la desquiciante actividad de los tuiteros me supera. Caminan con el iPhone pegado a la nariz, ensimismados y ausentes, tropezando con las farolas.
Casi todos sacan pecho en Twitter. El tuit es un género periodístico hecho de picadillo y ocurrencia. A menudo, también de chivatazo. Estás de cena con unos amigos cuando de pronto el tuitero del grupo saca su tableta y le cuenta al mundo mundial que estamos pelando langostinos con los dedos.
Concluye:
No conozco a ningún tuitero que lo sea a tiempo parcial. Se es tuitero con la misma intensidad que se es cura: a todas horas. Antes, la gente escribía diarios y los guardaba bajo llave para proteger su intimidad. Ahora la intimidad se cuenta desde los balcones de Twitter, donde hacen cola los exhibicionistas. Yo no necesito sucedáneos para lucirme. Todo lo que tengo que decir, lo digo en el periódico. Y el resto del tiempo me toco la peineta.
Pasamos ahora a La Razón. Parece que toca defender desde las páginas del diario de Marhuenda al yerno más conocido de España, ya saben, ese que casi ninguna madre (la Reina parece ser la excepción) quisiera tener. Son dos los articulistas que se ponen manos a la obra en un mismo día. José Antonio Álvarez Gundín firma Linchar a Urdangarín, artículo del que les ofrecemos sus últimas frases:
Algo grave le pasa a una sociedad que sólo logra el consenso a la hora de odiar a alguien que ni siquiera ha sido juzgado. Tal vez sea el temor a que el yerno real sea declarado inocente y a quedarse sin el chivo expiatorio sobre el que descargar las frustraciones económicas, las iras colectivas o las angustias ante un Estado del Bienestar que se desmorona. Al menos a los herejes, la Inquisición procuraba salvarles el alma. A Urdangarín, ni eso.
Julián Cabrera firma Presunción de inocencia, donde pretende convertir la indignación con Iñaki Urdangarín en una campaña contra la monarquía. Empieza hablando en todo general:
Puede que el [viejo hábito español] más lamentable sea el de la condena en la plaza pública, el linchamiento sin más, eludiendo cualquier atisbo de presunción de inocencia.
Tras citar varios casos de políticos linchados meditativamente que después resultaron inocentes, se mete en la materia de fondo:
No es el papel de un columnista ejercer de juez -para eso ya está la instrucción de Castro- pero los casos citados, entre otros muchos, ponen sobre aviso de lo que puede estar ocurriendo con el duque de Palma al que ya se ha condenado mediáticamente y lo que es peor, al que se pretende condenar socialmente sea cual sea el signo de la sentencia.
Tras elogiar el "papel ejemplar y clave" de la monarquía, así como al Rey y al Príncipe de Asturias, concluye:
Pero no se nos escapa que en los tiempos que corren hay mucho miura con el pitón envenenado tratando de cornear a la institución y para ello no se duda en utilizar el juicio prematuro ignorando claramente lo que hace un año recordó el propio Jefe del Estado al apuntar que todos somos iguales ante la Justicia.
Hay defensas que, tal como se ejercen, se vuelven contraproducentes. Y este artículo es un buen ejemplo de ello.
Alfonso Ussía publica un artículo laudatorio sobre el diario en el que escribe. Se titula Mi periódico y arranca con una dolorosa comparación para otros rotativos de papel:
A pesar de su aparente modestia, [La Razón] no ha recurrido jamás a un expediente de regulación de empleo, el temido ERE.
Acto seguido relata:
Recuerdo una reunión fundamental. Me invitaron a asistir a ella y me dieron voz y voto. Mauricio Casals, José Creuheras, Joaquín Parera, Santiago Barreno, José Antonio Vera y el que escribe. La Razón había aumentado poderosamente su difusión, pero Mauricio Casals -que sabe de economía más que Zapatero-, anunció la crisis económica que se avecinaba. Para mantener al periódico con todo su capital humano era necesario renunciar a más expansión en beneficio de los puestos de trabajo. Y así se hizo. Empresas periodísticas más añejas y potentes pusieron en la calle a centenares de trabajadores.
Lanza una pregunta que él mismo responderá a continuación:
¿Por qué La Razón se ha convertido en un periódico de referencia y cabrea como monas a la izquierda antisistema y a la derecha troglodita?
Aunque no dé nombres, lo de la "derecha troglodita" parece dirigido al Grupo Intereconomía, con el que La Razón mantiene una dura disputa y al que Marhuenda recientemente describió como "grupo infecto de ultraderecha".
En cualquier caso esta es la respuesta que da Ussía a su pregunta retórica:
Por su falta de miedo a la verdad, su respeto a las verdades de todos los colaboradores y opinantes, por la competencia sobrada de su redacción y por su defensa a ultranza de España, de la Corona, de la Constitución, del humanismo cristiano, de la libertad de mercado, de los valores de nuestras Fuerzas Armadas, de las víctimas del terrorismo y de la culminación, aún no lograda, del proyecto europeo. Me atrevo a recordar que La Razón es un periódico nacional, con sede en Madrid y administrado -salvo Santiago Barreno- y dirigido por catalanes.
Finaliza:
Leo estos días que empresas periodísticas vuelven a plantear expedientes de regulación de empleo, como si fueran CCOO y UGT, que lo hacen con harta frecuencia. Y advierto que nuestra casa sigue igual, con todos sus redactores y trabajadores en sus puestos de trabajo, la ilusión mantenida y el prestigio en alza. Para colmo, y como han hecho algunas grandes empresas, La Razón ha rebajado su precio de venta y sólo cuesta un euro. No es que nos sobre el dinero, pero a chulos -en el sentido amable de la palabra-, no nos gana nadie.
Si todo lo anterior no es sacar pecho, nada puede ser considerado así. Francisco Marhuenda sin duda le estará agradecido a Ussía. Todo lo contrario de lo que le debe de pasar a Pedrojota Ramírez con Antonio Gala.
En ABC, Manuel Martín Ferrand dedica su columna a una de las grandes protagonistas de la actualidad durante las últimas jornadas: Esperanza Aguirre. A pesar de que el título parezca elogioso, De rompe y rasga, no es un texto de elogio a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid. Les dejamos tan sólo el final del texto:
Aguirre nos debe a los madrileños, a los naturales y a los sobrevenidos, la explicación de su fuga como presidenta de la Comunidad de Madrid.
No está bien pedir el voto para devolvérselo a los votantes, sin razones de mayor fundamento, antes de cumplir una legislatura. Lo hizo y testó a favor de su segundo, que ni rompe ni rasga, y dejó la Puerta del Sol con más figurantes y coros que actores con frase y lucimiento. Ya se sabe cómo funciona la selección de personal en los organismos públicos. Gracias a la excedencia -algo que exige revisión-, volvió a la Administración y, sin que nos diéramos cuenta, ya está otra vez en uso de la excedencia para presidir un consejo asesor de una notable compañía catalana de cazadores de talentos. Supongo que sus nuevos patronos, los del negocio, no le habrán escogido por la brillantez en sus técnicas de selección de personal... Véase la lista de sus huérfanos políticos.
Concluimos este 'Afilando columnas' viajando a Barcelona para echar una mirada a la contrapartida del autodenominado 'diario de la Catalunya real'. El hombre de Duran i Lleida en El Periódico y periodista-intelectual orgánico de Unió Democràtica de Catalunya, Joan Barril, dedica ese espacio a defender a su antiguo patrón --trabajó como asesor del democristiano más conocido en el lujoso Hotel Palace de Madrid--. El artículo se titula Duran cena en la cocina.
Pienso en 'La forza del destino' ahora que hace una semana que Duran Lleida pasó por el martirologio auspiciado por sus adversarios e incluso por alguno de sus teóricos amigos. Un hecho lejano y reprobable, cual fue el aprovechamiento de recursos públicos por parte de unos desaprensivos de su partido, ha revertido sobre el dirigente de Unió.
Añade:
No siempre veo con buenos ojos algunas de las propuestas de Duran, pero hace muchos años que me dedico a contemplar la realidad política y estoy convencido que es uno de los políticos más clarividentes y hábiles negociadores que tenemos.
Los 'malos' son absolutamente todos los demás, Duran es irreprochable a ojos de Barril:
Este fenómeno de linchamiento político al que está sometido ese hombre solo puede comprenderse por el ADN cainita que impregna el sentimiento catalán. Sucede en todos los partidos catalanes. Lo que importa por lo visto no es el combate ideológico sino la alegría que proporciona a los adversarios los rifirrafes internos de la competencia. Se trata de poner el listón lo más bajo posible y a aquel líder que destaque y que levante la cabeza se le degolla con todas las herramientas entre las que destaca, naturalmente, el rumor y la maledicencia.
Concluye:
El destino catalán es fuerte cuando se manifiesta en la calle, pero acaba debilitándose el día en el que los dirigentes intentan ser el gallo más cantarín del gallinero. Entonces es cuando a Duran no se le escucha, sino que se le manda a cenar a la cocina. Van a por él, porque es el único que desde las filas nacionalistas se ha atrevido a decir que lo de la soberanía no es tan fácil y que una cosa es el matrimonio de conveniencia entre primos hermanos y otra es aguantar a que el cónyuge esté tonteando con ERC. Duran podría hacer suyo el aforismo de Goethe cuando, a punto del divorcio, le diga a Mas: «Quien no acierte con el primer ojal, no acabará jamás de abotonarse». Catalunya es un país de justicieros y de puristas. Hay quien está convencido de que la condición de catalán comporta un candor pristino y que hay que combatir todo aquello que huela a podrido. En esta familia se acercan tiempos difíciles y más dolorosos para los primos. Y las cortinas de humo a veces hacen toser a los incendiarios. Es el destino.
Pobre Duran. De hacer caso a Barril, nos tiene que dar mucha pena. Casi tanta como Antonio Gala.

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