LOS VERDES DE ALCALÁ DE HENARES |
La fórmula sueca contra el desempleo juvenil
Miguel Moreno - Madrid
La fuerte presencia del Estado, característica en los países
escandinavos, hace que sus impuestos sean notablemente altos, pero
también que sus ciudadanos disfruten de numerosos servicios sociales,
incluidos algunos contra el paro. Suecia ha desarrollado una serie de
medidas prácticas para combatir el de sus jóvenes que bien podría
conocer el ejecutivo español.
El desempleo juvenil constituye una de las principales preocupaciones
en el mercado laboral de todo el mundo. Desde 2009, con el comienzo de
la crisis, apenas se ha avanzado en la disminución de la tasa de paro
entre los jóvenes en las economías desarrolladas y en la propia Unión
Europea.
Así, la tasa de paro juvenil en la UE en 2012 fue del 18,2%, la misma
que dos años atrás, lo que refleja el nulo avance conseguido. A ello
habría que añadirle además la tasa de desánimo, que supera los tres
puntos porcentuales de aquellos que, ante las negativas, han decidido no
continuar buscando.
El gobierno de Mariano Rajoy ya ha aplicado una serie de medidas para el fomento del empleo juvenil, fundamentalmente relacionadas con incentivos fiscales.
Sin embargo, estas acciones no han mejorado las perspectivas de los
jóvenes y, si acaso, han empeorado la situación del resto de
trabajadores.
La contratación de jóvenes hace que las empresas puedan recibir estos
incentivos, pero la entrada de estos genera en muchas ocasiones el
despido de otros trabajadores (no incentivados) y la contratación por
menor coste (salario) o sub-contratación de empleados jóvenes.
A pesar de la mayor preparación juvenil, la experiencia es un grado, y
los empleados de mayor edad sufren las consecuencias de las medidas
gubernamentales para el fomento del empleo juvenil, por tanto, siendo un
auténtico negocio para muchas empresas esta actividad.
De hecho, la política aplicada por numerosas empresas no está orientada
tanto al aprendizaje del joven, sino a la sustitución temporal del
trabajador por un menor coste y que, a su vez, provoca un cambio
constante en algunos empleos por otros jóvenes a corto plazo.
La política aplicada por Suecia para combatir el desempleo juvenil
es bien distinta. Estocolmo y sus vecinos escandinavos siempre han
tenido tradición de alentar el empleo de los jóvenes, entre otras, por
medio de medidas que promueven su mejoría laboral. Algunas de estas,
actualmente, son programas para formación en los que además de conocer
una profesión, pueden comenzar a labrarse una agenda de contactos
profesional.
"Se participa en actividades de formación orientativa que ayudan a elaborar un CV, estudiar las posibilidades de crear un negocio propio y entrevistarse con un empleador", afirma Markus Blomberg, asesor de EURES, la red de cooperación europea para el fomento de empleo en el continente, principalmente Unión Europea (junto con Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein).
No obstante, para el éxito de estos programas, afirma la OIT, se
requiere "la estrecha colaboración entre empleadores, sindicatos y
gobierno". Un éxito que no se basa en el mantenimiento del trabajo, sino
en la inserción del joven en el mercado laboral y en el aumento de las
posibilidades para conseguir empleo.
El propio Blomberg, a pesar de ello, también resalta: "Las actividades centradas en la búsqueda de empleo no bastan si no hay suficientes empleos".
Una cuestión que puede parecer de Pero Grullo, pero que resulta muy
importante, puesto que de poco puede servir facilitar el acceso al mercado laboral si este apenas ofrece oportunidades.
De esta forma además de una educación más favorecedora para la
movilidad internacional (conocimientos de idiomas, relaciones con otras
sociedades europeas), los jóvenes suecos también disfrutan de
oportunidades para su mejora personal y profesional, al menos, tan
importante para las instituciones que hacen posible su situación laboral
como la realización de su trabajo.
A pesar de todo, las previsiones para la Unión Europea no son muy
alentadoras. Los datos se prevé mejorarán en los próximos años, según
señala la OIT en el informe 'Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil
2013', aunque en 2018 se estima que la cifra siga siendo superior al
15%.
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