Varias personas en una vigilia frente al lugar en el que murió Brown hace una semana. /REUTERS
En Ferguson, la ciudad del Medio Oeste donde esta semana ha vuelto a estallar la tensión racial en EE UU, la policía es una amenaza o una aliada según el barrio y el color de piel de cada uno. La muerte por disparos de un policía de Michael Brown, de 18 años, ha indignado a los residentes negros de esta pequeña localidad a las afueras de San Luis (Misuri), que llevan una semana exigiendo en las calles “justicia”, hartos del trato que reciben de la policía, mayoritariamente blanca, y a la que acusan de racismo.
En Canfield Road, la calle ajardinada con casas de chapa y edificios bajos de ladrillo en la que el sábado pasado fue tiroteado Brown, es fácil escuchar historias de excesos policiales.
<<Habrá ampliación>>
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