sábado, 26 de diciembre de 2020

España: La opinión del periodista Rafael Halcón.

26/12/2020
Pedro Sánchez se queda con todo el poder e inicia la reforma del Régimen de la Transición.
Tras los PGE y el discurso controlado de Rey.
Solo le queda rematar el control de la Justicia para unirla a su influencia en La Corona, la economía (con los fondos UE) y los medios de comunicación.
La aprobación de los PGE y el discurso del Rey Felipe VI en Nochebuena conducen al poder absoluto de Pedro Sánchez (al que solo le falta controlar la Justicia y algunos medios de comunicación) y al comienzo de un nuevo Régimen político ahora que se llega al final de la Transición, enterrada en los pactos de investidura y PGE del PSOE con Podemos, ERC, PNV y Bildu.

El personaje del año 2020 que se acaba en España es el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Asumió la presidencia el 7 de enero y tan solo dos meses después le estallaron en las manos la pandemia del Covid-19 y el hundimiento de la economía. Y de estas ‘necesidades’ Sánchez ha sabido sacar provecho y hacer ‘virtud’ para convertirlas a su favor en un inmenso poder.

Desde el que ahora cuenta con las vacunas y los fondos europeos para hacer frente a los problemas sanitarios y económicos más urgentes y así presentarse dentro de unos meses como el providencial salvador de la situación.

Como cuenta con los PGE, tras pactar con Podemos, Bildu y ERC, con el argumento cierto de que España necesitaba los Presupuestos para luchar contra la pandemia y acceder a los fondos de la UE, aunque fuera pactando con el mismísimo diablo.

Y con el diablo pactó Sánchez los PGE ante el inmovilismo del PP para así alcanzar unas cuentas del Estado que garantizan su Presidencia hasta finales de 2023. Y ya veremos si con o sin Iglesias en el Gobierno.

Pedro Sánchez carece, además, de una firme y unida Oposición. La que ha aplaudido el discurso del Rey Felipe VI en Nochebuena porque el monarca no aludió ni criticó -como lo exigía Podemos- de manera directa a su padre el Rey Juan Carlos por sus escándalos financieros, y se limitó a decir que ‘los principios éticos están por encima de las consideraciones personales o familiares’.

A cambio de que Sánchez le permitiera no hablar de su padre, el Rey Felipe VI renunció a criticar la grave situación institucional del país y los ataques del Gobierno a la democracia e instituciones como la Justicia, la separación de poderes del Estado, la Lengua Castellana e incluso a La Corona.

Como ha escrito el confidente de Carmen Calvo en El País el discurso de Felipe VI se redactó y se impuso en La Moncloa. Y a pesar de ello todavía algún párrafo de elogio inocente a la Constitución relativo a ‘las divisiones y enfrentamientos’ del pasado reciente español, molestó a los agitadores de Podemos, ERC, Bildu y PNV porque veían en ello una alusión a la ‘Guerra Civil’ sin hablar del golpe y de la dictadura de Franco.

Aunque, en realidad lo que puede que más indigne hoy a los radicales es ver a Sánchez levitar sobre sus cabezas tras la aprobación de los PGE el día 22. Si se hubieran aprobado después de Navidad el discurso del Rey pudo ser distinto. Pero con los PGE en su poder Sánchez liberó al Rey y le consintió no criticar a su padre, como indultará a los golpistas catalanes, digan lo que digan la fiscalía y el Tribunal Supremo.

España en este momento no es una monarquía parlamentaria sino más bien una monarquía presidencialista donde el Rey parece relegado a asuntos de representación. Lo que facilita el ascenso de Sánchez a las cúpula del poder del Estado (donde Iglesias decía que ya estaba Bildu), en pos de un incierto nuevo Régimen cuyo inicio parece haberse puesto en marcha con los PGE y después del discurso navideño y controlado del Rey.

Los siguientes pasos serán el de control del Poder Judicial, que se abordará en enero, la reforma de las pensiones, cuestión de alto impacto social, y los anunciados indultos a los golpistas del ‘procés’ camino de las elecciones del 14-F en Cataluña.

Y será después de estos comicios cuando Sánchez abordará, de cara a una segunda fase de la legislatura, la posible crisis de Gobierno donde reducirá la presencia y la influencia de Pablo Iglesias.

El que deberá someterse sin resistencia y sin más deslealtades al Presidente al solo liderazgo de Sánchez poniendo fin a las divergencias internas y a la bicefalia imperante desde el inicio del Gobierno de coalición. De lo contrario, en vez de una crisis de Gobierno, Sánchez tendrá que abordar la ruptura de la coalición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario