jueves, 24 de junio de 2021

España: La opinión del periodista Francisco Marhuenda.

23/06/2021
No hay que sorprenderse por la virulencia retórica de los indultados, porque era más que previsible e incluso fueron moderados. Lo extraño hubiera sido que no salieran diciendo tonterías propagandísticas. No hay que tomarlas en serio. Lo mejor fue verles con la senyera estelada y la pancarta con el «Fredom for Catalonia». Ni lo uno ni lo otro representan a Cataluña. La imagen era bastante patética porque muestra realmente su derrota. Es el denostado gobierno de España quien les concede una medida de gracia. No es una amnistía, sino unos indultos que hace un tiempo dijeron, cabe recordarlo, que no los querían. Al final se han tenido que humillar y aceptarlo, porque no querían seguir en la cárcel a pesar del trato de favor que han recibido de la administración penitenciaria que controla su gobierno independentista. Por tanto, no hay ningún atisbo de heroísmo, sino más bien de todo lo contrario. Es una clara derrota que pueden vestir como quieran, pero el sentido común muestra que se han sometido, precisamente, a la autoridad del Estado que atacan con tan escaso éxito.

Muchas cosas sin sentido se dijeron este miércoles a la salida de la cárcel, porque lo único que les interesa es la propaganda y mantener un estilo de vida que parezca heroico cuando en realidad es claudicante. Nos dicen que seguirán trabajando hasta el día de la victoria y la consecución del sueño de una república catalana. Al menos tenemos claro que se han buscado una ocupación vitalicia, porque nunca verán conseguido su objetivo aunque estarán entretenidos y durante bastante tiempo no podrán ocupar cargos públicos. Es verdad que cuentan con apoyo electoral, aunque insuficiente para su independencia, pero hay que ver cómo va evolucionando. No es fácil mantener permanentemente la tensión. Estando en la calle ya no pueden dar la lata con los «políticos presos», una de las mayores estupideces que he escuchado en mucho tiempo. El gobierno catalán no puede estar instalado permanentemente en la ensoñación independentista, porque no se puede engañar siempre, como han hecho hasta ahora, a la sociedad catalana. Una vez superada la bravuconería habitual llega la hora de la realidad y saben que si lo vuelven a hacer regresarán a la cárcel. Por tanto, dónde está su victoria.

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