13-07-2021 Ofer Laszewicki Rubin |
Poco más de un mes después de retirarse la obligación de llevar mascarilla en espacios cerrados en Israel –que supuso la vuelta a la normalidad absoluta–, se han vuelto a encender las alarmas por la expansión de la variante Delta. En cuestión de días se ha pasado de apenas unas decenas de positivos a los 423 de ayer, con la tasa de positividad en el 0,8%.
Tras los intensos debates sobre cómo abordar la situación, el ejecutivo de Naftali Bennet aprobó ayer la aplicación de la tercera dosis de la vacuna para los inmunodeficientes. En primer lugar, irán los pacientes con trasplantes de corazón. Según las recomendaciones que emitió el ministerio de salud israelí, se podrá aplicar el tercer pinchazo ocho semanas después de haber recibido el segundo. También se sugiere hacerse una prueba serológica a partir de dos semanas de la segunda dosis, para certificar que el nivel de anticuerpos es bajo, y que por lo tanto debe reforzarse.
«Hay evidencias de que los pacientes con inmunodeficiencia no desarrollan suficientes anticuerpos tras la segunda dosis, y tal vez los acabarán generando al recibir la tercera», apuntó Emilia Anis, directora del departamento epidemiológico del ministerio de salud. La aplicación de la tercera dosis –que se permitió desde ayer mismo– se aprobó incluso antes de que los reguladores internacionales dieran el visto bueno a la medida. Actualmente, el gobierno de EE UU también negocia con Pfizer para poder aplicar cuanto antes la tercera vacuna.
El ministro de salud israelí, Nitzan Horowitz, avanzó que ya se está evaluando la viabilidad de suministrar el refuerzo inmunológico a toda la población, no solo a los inmunodeficientes. De suceder, el primer grupo de población serán los mayores de 65 años.
Con el estado actual de enfermos graves internados en UCI’s (47), no se plantea todavía imponer nuevas restricciones, pero en caso de incrementarse en las próximas semanas se podrían restringir bodas y otros eventos multitudinarios. «Hay una subida que vemos con preocupación, pero espero que logremos dar los pasos adecuados para evitar nuevas limitaciones», señaló Nachman Ash, director del ministerio. Ash también destacó que se valora restaurar el sistema del «Pase Verde», que limita el acceso a ciertas actividades solamente a vacunados.
La decisión respecto a la tercera dosis llegó justo un día después de que Bennet cerrará un nuevo acuerdo con el CEO de Pfizer, Albert Bourla, para una nueva entrega de vacunas, prevista para el próximo 1 de agosto. Ante el temor a que se terminará el stock disponible, el domingo se paralizó durante 24 horas la vacunación en los centros médicos. Las unidades almacenadas expiraban el 31 de julio, por lo que los vacunados durante estos días no podrían haber recibido la segunda dosis.
Tras celebrar que nuevamente «hay vacunas para todos», el premier israelí alentó a los adolescentes a que acudan a vacunarse, ya que suponen el último gran grupo poblacional sin inmunidad. Actualmente, la vacuna de Pfizer tiene aprobación solamente para los mayores de 12, pero el ministerio de salud aprobó suministrar las vacunas a menores de esa edad con serios problemas de salud previos.
Bennet anunció también el domingo que el ejecutivo valorará el establecimiento de una planta de producción de vacunas propias en Israel, para “fabricar las nuestras localmente, sin dependencia de otros”.
«Hay evidencias de que los pacientes con inmunodeficiencia no desarrollan suficientes anticuerpos tras la segunda dosis, y tal vez los acabarán generando al recibir la tercera», apuntó Emilia Anis, directora del departamento epidemiológico del ministerio de salud. La aplicación de la tercera dosis –que se permitió desde ayer mismo– se aprobó incluso antes de que los reguladores internacionales dieran el visto bueno a la medida. Actualmente, el gobierno de EE UU también negocia con Pfizer para poder aplicar cuanto antes la tercera vacuna.
El ministro de salud israelí, Nitzan Horowitz, avanzó que ya se está evaluando la viabilidad de suministrar el refuerzo inmunológico a toda la población, no solo a los inmunodeficientes. De suceder, el primer grupo de población serán los mayores de 65 años.
Con el estado actual de enfermos graves internados en UCI’s (47), no se plantea todavía imponer nuevas restricciones, pero en caso de incrementarse en las próximas semanas se podrían restringir bodas y otros eventos multitudinarios. «Hay una subida que vemos con preocupación, pero espero que logremos dar los pasos adecuados para evitar nuevas limitaciones», señaló Nachman Ash, director del ministerio. Ash también destacó que se valora restaurar el sistema del «Pase Verde», que limita el acceso a ciertas actividades solamente a vacunados.
La decisión respecto a la tercera dosis llegó justo un día después de que Bennet cerrará un nuevo acuerdo con el CEO de Pfizer, Albert Bourla, para una nueva entrega de vacunas, prevista para el próximo 1 de agosto. Ante el temor a que se terminará el stock disponible, el domingo se paralizó durante 24 horas la vacunación en los centros médicos. Las unidades almacenadas expiraban el 31 de julio, por lo que los vacunados durante estos días no podrían haber recibido la segunda dosis.
Tras celebrar que nuevamente «hay vacunas para todos», el premier israelí alentó a los adolescentes a que acudan a vacunarse, ya que suponen el último gran grupo poblacional sin inmunidad. Actualmente, la vacuna de Pfizer tiene aprobación solamente para los mayores de 12, pero el ministerio de salud aprobó suministrar las vacunas a menores de esa edad con serios problemas de salud previos.
Bennet anunció también el domingo que el ejecutivo valorará el establecimiento de una planta de producción de vacunas propias en Israel, para “fabricar las nuestras localmente, sin dependencia de otros”.
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