03/07/2021 Ricardo Hinojosa Lizárraga |
Son las 10.30 de la noche del último día de junio en Perú y "Papelón" es tendencia en Twitter. Más de 7.000 personas intercambian pareceres y burlas en la red social sobre los cuatro representantes del fujimorismo que han viajado a Washington para pedir a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a su máximo responsable, Luis Almagro, que realizaran una auditoría a las elecciones peruanas. Ese viaje ocurre a pesar de que los propios fujimoristas habían difundido una falsedad, que miembros de la misión de observación de ese organismo e integrantes del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) habían mantenido una reunión informal y de camaradería en medio del proceso electoral. Los sindicados rechazaron la acusación, que ya se comprobó falsa, a razón de la misma foto difundida por los propios acusadores. "¿Vamos a ir a la OEA? –escribió la periodista Rosa María Palacios en su cuenta de Twitter-. Pueden ir a la corte celestial o a buscar a los hermanos superiores. No tienen competencia. Solo el JNE tiene competencia y no está deslegitimado. Está bajo ataque de delincuentes, que es otra cosa".
La popular periodista advierte de este hecho porque, pasados 25 días desde las elecciones del 6 de junio, el partido fujimorista Fuerza Popular, liderado por Keiko Fujimori, insiste en las acusaciones de fraude hacia las instituciones responsables e insiste en deslegitimar un proceso electoral avalado unánimemente por los observadores internacionales.
Hernando Guerra-García, congresista electo y coordinador del plan de gobierno de Fuerza Popular (partido de Keiko Fujimori); Nidia Vílchez, excongresista y exministra del Apra –partido sin representación en el nuevo Congreso pero que se ha acercado al fujimorismo en los últimos años-; Daniel Córdova, fugaz exministro de Martín Vizcarra y quien publicó recientemente una columna en ABC en la que insiste sin pruebas en su teoría del fraude y relaciona a Perú Libre –el partido del presidente electo (a falta de proclamación oficial), Pedro Castillo- con el grupo terrorista Sendero Luminoso-; y el exmarino y congresista Jorge Montoya, protagonizaron momentos bochornosos al transmitir en vivo a través de su canal aliado, Willax TV, el instante en el que caminan hacia la sede de la OEA en Washington con impostada solemnidad para que, finalmente, nadie les abriera la puerta. Luis Almagro no les recibió y, muy probablemente, ni siquiera estaba ahí, teniendo en cuenta que Estados Unidos celebra este fin de semana -el 4 julio- el día de su independencia.
Los emisarios de Keiko Fujimori tuvieron que limitarse a dejar un papel y volver tras sus pasos. En la conferencia de prensa que convocaron, y a la que apenas asistieron periodistas, la investigadora peruana Francesca Emanuelle llamó "golpistas" a los políticos profujimoristas que allí se encontraban. Y es que en Perú se empieza a hablar de "golpe lento", lo que parece que están tramando ciertos políticos de derecha para evitar, a toda costa, que Pedro Castillo asuma la Presidencia, atentando así contra la voluntad de los más de ocho millones de peruanos que votaron por él.
"Papelón" es la palabra que se usa en Perú para referirse al ridículo. Y, aunque muchos se burlan de los cuatro políticos por su fracasada gestión, otros consideran que fue otra maniobra dilatoria para "distraer", "aumentar el show", ganar simpatías entre los políticos defensores de Donald Trump o QAnon y seguir retrasando la proclamación de Castillo. No solo buscan retrasar el proceso para que a Castillo se le complique conformar su gabinete y realizar un traspaso formal, sino directamente para que eso no ocurra. De hecho, el exministro Córdova dio a RPP unas declaraciones que, en otro contexto, serían irrisorias y sumarían a su ridículo, pero en el actual son alarmantes: "No necesito pruebas para decir que hay indicios de fraude", manifestó ante el asombro de propios y extraños. Si el propio fujimorismo admite no tener pruebas de lo que denuncian, la pregunta es ¿qué siguen denunciando?
Quizás su plan es otro. Precisamente, el conservador y congresista electo Jorge Montoya –quien demostró poco talante democrático al anunciar hace algunas semanas por Twitter que proscribiría al comunismo desde el Congreso- es un personaje vinculado al exasesor presidencial Vladimiro Montesinos, implicado en graves casos de corrupción, narcotráfico, tráfico de armas y violación de los derechos humanos, al igual que su exjefe, Alberto Fujimori, padre de Keiko y quien gobernó Perú entre 1990 y 2000. Los dos están presos, pero en tiempos de cuarentena, en los que la tecnología ha vencido los límites del encierro, la prisión no parecer haber sido un freno, al menos para Montesinos.
Jorge Montoya aparece en el video de la firma de la vergonzosa acta que avalaron líderes de los tres cuerpos de las Fuerzas Armadas ante Montesinos durante la dictadura fujimorista y que significó una claudicación ante su poder -y mando directo- sobre ellos. Montoya, quien ha llegado a proponer que se anularan las elecciones sólo porque no había ganado Keiko Fujimori, está siendo promovido por un sector de la derecha como futuro presidente del Congreso. "Ellos quieren que el 28 de julio asuma el presidente del Congreso, que será un marino ultraconservador por seguro, que convocará a nuevas elecciones. Esa sigue siendo la meta", manifestó el periodista crítico César Hildebrandt, convencido de que el fujimorismo nunca va a aceptar el triunfo de Castillo. "Nos esperan meses, ojalá no años, y nos espera la más salvaje batalla campal en el Congreso", advirtió. En otra columna, afirmó: "La derecha más chabacana. El fascismo menos letrado, la 'cutra' en frac, el club de la construcción, los que tienen expedientes abiertos y futuro en la sombra están con Keiko Fujimori".
El regreso del "tío Vladi"
Al "papelón" de los fujimoristas en Washington se ha sumado esta semana otra bomba: los audios que revelaron la participación de Vladimiro Montesinos en la campaña de Fujimori. El ex asesor presidencial purga condena en la base naval del Callao bajo estrictas medidas de seguridad que no cumplió, al comunicarse numerosas veces con personas de dudoso prestigio y con las que tramó planes para "ayudar" a Keiko. Montesinos y Fujimori padre solo esperan que Keiko sea presidenta para que ambos sean indultados. La preocupación puede explicarse en el inusual cariño que Keiko y su hermano Kenji sentían por Montesinos en los años 90, le llamaban "tío".
Una de esas "ayudas", como se desprende de los mencionados audios, sugería "invertir" tres millones de dólares para sobornar a miembros del JNE con el objetivo de revertir los resultados electorales a favor de Fujimori. En otros 'vladiaudios', revelados al cierre de este artículo por IDL Reporteros, Montesinos involucra como posibles financistas de ese soborno millonario a otros empresarios como Dionisio Romero –patriarca del Grupo Romero, que aportó más de 3,6 millones de dólares a la candidatura de Fujimori- o el expresidente de la poderosa Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), Arturo Woodman, además de dos correligionarios de Jorge Montoya, la también congresista electa, Norma Yarrow, y el excandidato presidencial del mismo partido ultraconservador, Renovación Popular, Rafael López Aliaga, empresario de lengua viperina y espíritu prepotente, que aspira recoger el voto del ala más dura de la derecha peruana para convertirse en el próximo alcalde de Lima.
Hay que recordar que Montesinos quedó retratado en los famosos 'vladivideos' que hicieron caer en el año 2000 al régimen fujimorista. Fueron grabaciones en las que se le veía sobornando con torres de billetes a poderosos empresarios y políticos para convertirlos en cómplices de la dictadura fujimorista. Esas imágenes han pasado a los anales de la historia de la infamia en Perú.
Para el Instituto de Defensa Legal (IDL), "el fujimorismo le ha declarado la guerra a la democracia". Según el pronunciamiento de IDL, "la candidata presidencial Keiko Fujimori ha desplegado una maquinaria de caos social basada en mentiras, difamaciones, violencia y legal, debido a que desconoce la ley, las sentencias del Tribunal Constitucional e incluso disposiciones del propio Jurado Nacional de Elecciones (JNE)". El diario La República rebatió los argumentos fujimoristas en un editorial publicado el 11 de junio.
A pesar de la gravedad de los audios, parte del periodismo peruano ha hecho como si no existieran. Varios rostros televisivos importantes han demostrado que les preocupa mucho más un hipotético gobierno comunista de Castillo –ya negado por él varias veces-, que el horror conocido que fue el 'fujimontesinismo', el gobierno más corrupto del Perú contemporáneo, algunos de cuyos rostros apoyan hoy a la candidata también conocida como "Sra. K", por sus vínculos con jueces y fiscales corruptos.
El Congreso saliente y con mayoría fujimorista acelera, mientras tanto, sospechosamente la elección de los nuevos magistrados del decisivo TC sin respetar los estándares internacionales, otorgándole más peso en la evaluación al perfil ideológico de los candidatos que a sus credenciales éticas o profesionales. Un nuevo TC a su medida podría favorecer las exigencias de la candidata fujimorista o posteriores maniobras. El constitucionalista Luciano López comentó sobre el tema: "la elección de jueces del TC ha vulnerado una serie de estándares: igualdad en el acceso (por formalismos, rechazo a varios postulantes), idoneidad de evaluaciones como las entrevistas, sin contar contexto actual. Todo impacta en el derecho a la justicia constitucional imparcial".
Esta misma semana, otro excandidato presidencial derechista, Alfredo Barnechea, ofreció un discurso en una concentración de apoyo a Keiko, en el que dijo que el JNE era "espurio" y vertió la amenaza de que con la proclamación de Castillo "no termina la pelea". "¡No vamos a aceptar a un presidente nulo! ¡Vamos a pelear y no reconoceremos el fraude!", manifestó. Además, se dirigió al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general César Astudillo, para pedirle una "alianza invencible de civiles y militares" para la lucha "contra el comunismo y el terrorismo".
La mayor ironía de esta campaña es que quienes se adjudicaron el título de "defensores de la libertad y la democracia" para avalar a una candidata son los mismos que hoy, con distintos juegos verbales, piden un golpe de Estado porque Keiko Fujimori perdió, no solo en las redes sociales, sino en calles y plazas, con total impunidad.
Si algún representante del partido rival hubiera dicho lo mismo, ya estaría, como mínimo, siendo investigado.
Así está el Perú, a algo más de tres semanas de la celebración del bicentenario de la independencia. El 28 de julio será también la fecha en la que el maestro rural Pedro Castillo deberá ser investido presidente, pero hasta entonces el fujimorismo puede seguir conspirando.
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