02/10/2021 María-Paz López |
El copresidente de los verdes en Alemania gana protagonismo tras el agridulce resultado electoral con la candidata Baerbock.
Una mayor presencia de su copresidente Robert Habeck formaba parte del plan de los ecologistas alemanes desde el principio. Pero el resultado agridulce obtenido en las elecciones del pasado domingo –aunque el 14,8% de votos es el mejor dato histórico de este partido fundado en 1980, esperaban conseguir más– y el desgaste de la copresidenta y candidata a canciller, Annalena Baerbock, acrecientan ahora el protagonismo público de Habeck. Alianza 90/Los Verdes se prepara para gobernar en una coalición tripartita con los liberales, liderada por los socialdemócratas –lo más probable– o por los conservadores.
Mientras avanzan las conversaciones entre partidos, los verdes se esfuerzan por presentar a Habeck como un activo sin desmerecer a Baerbock, que cometió errores pero luchó con brío durante la campaña. El objetivo es transmitir que se trata de un potente dúo para el nuevo tiempo de gobierno, después de la primera experiencia de los ecologistas en el poder como socios en los dos mandatos del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, entre 1998 y el 2005. En esa época, en concreto en el 2002, un treintañero Robert se afilió a Alianza 90/Los Verdes.
Escritor, filósofo y hablante de danés, impulsó la energía eólica en el land de Schleswig-Holstein
Baerbock y Habeck copresiden el partido desde enero del 2018, y ambos son del ala pragmática conocida como Realo (por realista) frente al ala más izquierdista Fundi (por fundamentalista), menos representada en la cúpula. En todo caso, las discusiones internas entre ambas alas se han apaciguado. El auge verde en sucesivos comicios regionales en Alemania, y en las elecciones europeas del 2019, coincide, y probablemente tiene mucho que ver, con esta consolidación Realo del dúo Habeck-Baerbock, iniciada ya por los dos colíderes precedentes.
Robert Habeck, que aspiraba a la candidatura verde a la cancillería igual que su colega, aceptó con elegancia el pasado abril la apuesta del partido por Baerbock, y recibió por ello muchos aplausos. Ahora, este escritor, traductor y filósofo de 52 años está con ella en primera línea de las conversaciones con otros partidos para intentar formar un gobierno. Aunque la preferencia ideológica de los ecologistas es el socialdemócrata SPD –con su candidato a canciller, Olaf Scholz–, se mantienen en la ambigüedad sin descartar de lleno una coalición liderada por el conservador Armin Laschet.
Robert Habeck (Lübeck, 1969) ha gozado siempre de popularidad durante su carrera política, a la que accedió pese a prometedores inicios en el ámbito académico. Estudió Filosofía, Germanística y Filología en la Universidad de Friburgo y se doctoró en la Universidad de Hamburgo con una tesis sobre la naturaleza de la literatura. Pasó un año de Erasmus en la Universidad Roskilde de Dinamarca, por lo que habla danés.
Habeck y su esposa, la escritora Andrea Paluch, han escrito juntos libros infantiles y juveniles. La pareja tiene cuatro hijos, y la familia vive cerca de Flensburg (land de Schleswig-Holstein), una ciudad casi rayana con la frontera con Dinamarca, en una zona donde vive una importante minoría danesa.
En este land norteño transcurrieron sus inicios en la política. De hecho, Habeck ha participado en sendas coaliciones de gobierno en Schleswig-Holstein con socialdemócratas y con conservadores. Del 2012 al 2018 fue ministro regional de Medio Ambiente, primero en un tripartito encabezado por el SPD y con el partido de la minoría danesa y frisia SSW como tercer socio; y luego en la actual coalición de gobierno con la democristiana CDU y los liberales, que dejó para centrarse en la codirección del partido.
En esos años, su capacidad de entenderse con gente tan variada le permitió impulsar un cambio en la política energética de este land ventoso y por tanto adecuado para la energía eólica. Habeck convenció a comarcas y propietarios de que instalaran turbinas eólicas. Con buenos resultados: del 2012 al 2016, la cantidad de energía eólica generada en Schleswig-Holstein casi se duplicó.
A inicios de esta semana, y evocando esa experiencia de gobierno, Robert Habeck dio como posible un gobierno con el SPD pero no descartó un pacto con los conservadores. Ahora, los mentideros le sitúan como vicecanciller y titular de un nuevo macroministerio de economía y clima, mientras que Baerbock sería ministra de Exteriores. “No es conveniente hablar ahora de decisiones sobre el personal”, dijo Habeck el martes, para atajar rumores. Es buen orador, pero quizás abusa de las citas de grandes filósofos y pensadores. Estos días, sin embargo, se está conteniendo.
Una mayor presencia de su copresidente Robert Habeck formaba parte del plan de los ecologistas alemanes desde el principio. Pero el resultado agridulce obtenido en las elecciones del pasado domingo –aunque el 14,8% de votos es el mejor dato histórico de este partido fundado en 1980, esperaban conseguir más– y el desgaste de la copresidenta y candidata a canciller, Annalena Baerbock, acrecientan ahora el protagonismo público de Habeck. Alianza 90/Los Verdes se prepara para gobernar en una coalición tripartita con los liberales, liderada por los socialdemócratas –lo más probable– o por los conservadores.
Mientras avanzan las conversaciones entre partidos, los verdes se esfuerzan por presentar a Habeck como un activo sin desmerecer a Baerbock, que cometió errores pero luchó con brío durante la campaña. El objetivo es transmitir que se trata de un potente dúo para el nuevo tiempo de gobierno, después de la primera experiencia de los ecologistas en el poder como socios en los dos mandatos del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, entre 1998 y el 2005. En esa época, en concreto en el 2002, un treintañero Robert se afilió a Alianza 90/Los Verdes.
Escritor, filósofo y hablante de danés, impulsó la energía eólica en el land de Schleswig-Holstein
Baerbock y Habeck copresiden el partido desde enero del 2018, y ambos son del ala pragmática conocida como Realo (por realista) frente al ala más izquierdista Fundi (por fundamentalista), menos representada en la cúpula. En todo caso, las discusiones internas entre ambas alas se han apaciguado. El auge verde en sucesivos comicios regionales en Alemania, y en las elecciones europeas del 2019, coincide, y probablemente tiene mucho que ver, con esta consolidación Realo del dúo Habeck-Baerbock, iniciada ya por los dos colíderes precedentes.
Robert Habeck, que aspiraba a la candidatura verde a la cancillería igual que su colega, aceptó con elegancia el pasado abril la apuesta del partido por Baerbock, y recibió por ello muchos aplausos. Ahora, este escritor, traductor y filósofo de 52 años está con ella en primera línea de las conversaciones con otros partidos para intentar formar un gobierno. Aunque la preferencia ideológica de los ecologistas es el socialdemócrata SPD –con su candidato a canciller, Olaf Scholz–, se mantienen en la ambigüedad sin descartar de lleno una coalición liderada por el conservador Armin Laschet.
Robert Habeck (Lübeck, 1969) ha gozado siempre de popularidad durante su carrera política, a la que accedió pese a prometedores inicios en el ámbito académico. Estudió Filosofía, Germanística y Filología en la Universidad de Friburgo y se doctoró en la Universidad de Hamburgo con una tesis sobre la naturaleza de la literatura. Pasó un año de Erasmus en la Universidad Roskilde de Dinamarca, por lo que habla danés.
Habeck y su esposa, la escritora Andrea Paluch, han escrito juntos libros infantiles y juveniles. La pareja tiene cuatro hijos, y la familia vive cerca de Flensburg (land de Schleswig-Holstein), una ciudad casi rayana con la frontera con Dinamarca, en una zona donde vive una importante minoría danesa.
En este land norteño transcurrieron sus inicios en la política. De hecho, Habeck ha participado en sendas coaliciones de gobierno en Schleswig-Holstein con socialdemócratas y con conservadores. Del 2012 al 2018 fue ministro regional de Medio Ambiente, primero en un tripartito encabezado por el SPD y con el partido de la minoría danesa y frisia SSW como tercer socio; y luego en la actual coalición de gobierno con la democristiana CDU y los liberales, que dejó para centrarse en la codirección del partido.
En esos años, su capacidad de entenderse con gente tan variada le permitió impulsar un cambio en la política energética de este land ventoso y por tanto adecuado para la energía eólica. Habeck convenció a comarcas y propietarios de que instalaran turbinas eólicas. Con buenos resultados: del 2012 al 2016, la cantidad de energía eólica generada en Schleswig-Holstein casi se duplicó.
A inicios de esta semana, y evocando esa experiencia de gobierno, Robert Habeck dio como posible un gobierno con el SPD pero no descartó un pacto con los conservadores. Ahora, los mentideros le sitúan como vicecanciller y titular de un nuevo macroministerio de economía y clima, mientras que Baerbock sería ministra de Exteriores. “No es conveniente hablar ahora de decisiones sobre el personal”, dijo Habeck el martes, para atajar rumores. Es buen orador, pero quizás abusa de las citas de grandes filósofos y pensadores. Estos días, sin embargo, se está conteniendo.
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