29-09-2021 Vanessa Jaklitsch |
Los republicanos bloquean en el Senado las subidas de impuestos a las grandes fortunas y el límte de deuda para el próximo año. Biden tiene hasta mañana para evitar la derrota.
Semana decisiva para Joe Biden en el Congreso de Estados Unidos. Los demócratas esperaban evitar un cierre parcial del Gobierno el lunes y suspender el techo de la deuda federal con un solo voto, pero el bloqueo republicano demostró que las intenciones no son suficientes para tomar acción y sacar las medidas necesarias.
El voto de procedimiento programado ayer en el Senado, impulsado con la finalidad de aprobar la financiación del Gobierno y el techo de deuda del país para evitar el impago antes de la fecha límite del jueves, no contó con el respaldo republicano. La falta de apoyo de los conservadores, que se oponen a las prioridades legislativas de la Administración Biden y consideran que ambas cuestiones deberían tratarse por separado, les forzó a votar en contra de la propuesta.
Tras esa fallida votación, los demócratas tratan de evitar ahora a toda costa que se produzca un cierre del Gobierno con el consecuente impago de la deuda, cuya fecha límite expira este jueves, ya que consideran que sería «políticamente insostenible» y desestabilizaría la economía.
La propuesta de financiación de Biden, aprobada previamente por la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, no salió adelante en el siguiente trámite de la Cámara Alta. Aunque la votación se repetirá mañana, todavía no está confirmada por el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer.
Calificada como «semana del infierno» entre las filas demócratas, como confirmó la congresista por Michigan, Debbie Dingel o «semana llena de acontecimientos» por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, los demócratas y su presidente saben que se juegan mucho más que un importante trámite. El ambicioso paquete de medidas de Biden es el plan principal de su agenda de Gobierno y delimita las prioridades que pretende llevar a cabo en su mandato, contando con apoyo bipartidsita.
Por ello, Biden invirtió gran parte del pasado fin de semana en mantener conversaciones directas con diversos legisladores republicanos para detallarles la hoja de ruta de su plan, convencerles de la estrategia política y conseguir el apoyo suficiente.
Pero hasta ahora, y tras meses de intensas negociaciones, los republicanos han rechazado el monto de 3,5 billones de dólares y la drástica subida de impuestos que conllevaría aprobarlo para las grandes empresas y las mayores fortunas del país. El histórico plan del presidente también contempla ampliar los existentes programas de salud, educación y atención infantil para jóvenes y mayores estadounidenses, así como esfuerzos adicionales a nivel federal para frenar las consecuencias del cambio climático.
Sin mayoría suficiente en el Senado
Para llevar a cabo su plan, Biden necesita contar con al menos 60 votos del total de los senadores. Y, teniendo en cuenta que los demócratas solo suman 50, necesitan el respaldo de al menos otros 10 republicanos. Los senadores cuentan ahora con apenas tres días para evitar el posible cierre del Gobierno antes de la medianoche del jueves, al límite del final de año fiscal estadounidense. No conseguirlo significaría poner en riesgo a cientos de miles de funcionarios en medio de la mayor crisis de salud pública y económica de los últimos tiempos.
Los demócratas también pretenden aumentar el límite de endeudamiento de 28,4 billones de dólares antes de que el Departamento del Tesoro se quede sin recursos para pagar la deuda de EEUU, algo que está previsto que suceda a mediados de octubre y que los republicanos han adelantado que no apoyarán.
Además, la fecha prevista para la crucial votación bipartidista del plan de infraestructura de Biden de un billón de dólares y que estaba programada también para este lunes se pospuso finalmente al jueves de esta misma semana para facilitar el curso de todas las medidas en marcha.
Pero el bloqueo republicano del paquete demócrata, que incluye un aumento del llamado “techo de cristal” de la deuda, ha obligado a los congresistas a volver a intentarlo esta misma semana.
El plan de Biden pende ahora de un hilo y podría fracasar estrepitosamente en la sede del Legislativo, suponiendo también una prueba de fuego en la gestión del presidente demócrata, que ha desvelado, desde que asumió el cargo, sus esfuerzos por sacar adelante su plan estrella y consolidar las políticas que lleve a cabo desde la Casa Blanca a través de acuerdos bipartidistas en el Capitolio de EE UU.
El último cierre parcial del Gobierno, que se acabó convirtiendo en el más largo de su historia, se prolongó hasta 35 días durante la presidencia de Donald Trump, dejando a cerca de un millón de empleados públicos sin trabajo y sin suelo, así como decenas de edificios oficiales cerrados, afectados por la medida del entonces presidente de EE UU como condición a la construcción del muro fronterizo con México. La nueva mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, alcanzada en enero de 2019, pudo priorizar la reapertura del Gobierno tras más de un mes de histórico parón legislativo.
Semana decisiva para Joe Biden en el Congreso de Estados Unidos. Los demócratas esperaban evitar un cierre parcial del Gobierno el lunes y suspender el techo de la deuda federal con un solo voto, pero el bloqueo republicano demostró que las intenciones no son suficientes para tomar acción y sacar las medidas necesarias.
El voto de procedimiento programado ayer en el Senado, impulsado con la finalidad de aprobar la financiación del Gobierno y el techo de deuda del país para evitar el impago antes de la fecha límite del jueves, no contó con el respaldo republicano. La falta de apoyo de los conservadores, que se oponen a las prioridades legislativas de la Administración Biden y consideran que ambas cuestiones deberían tratarse por separado, les forzó a votar en contra de la propuesta.
Tras esa fallida votación, los demócratas tratan de evitar ahora a toda costa que se produzca un cierre del Gobierno con el consecuente impago de la deuda, cuya fecha límite expira este jueves, ya que consideran que sería «políticamente insostenible» y desestabilizaría la economía.
La propuesta de financiación de Biden, aprobada previamente por la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, no salió adelante en el siguiente trámite de la Cámara Alta. Aunque la votación se repetirá mañana, todavía no está confirmada por el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer.
Calificada como «semana del infierno» entre las filas demócratas, como confirmó la congresista por Michigan, Debbie Dingel o «semana llena de acontecimientos» por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, los demócratas y su presidente saben que se juegan mucho más que un importante trámite. El ambicioso paquete de medidas de Biden es el plan principal de su agenda de Gobierno y delimita las prioridades que pretende llevar a cabo en su mandato, contando con apoyo bipartidsita.
Por ello, Biden invirtió gran parte del pasado fin de semana en mantener conversaciones directas con diversos legisladores republicanos para detallarles la hoja de ruta de su plan, convencerles de la estrategia política y conseguir el apoyo suficiente.
Pero hasta ahora, y tras meses de intensas negociaciones, los republicanos han rechazado el monto de 3,5 billones de dólares y la drástica subida de impuestos que conllevaría aprobarlo para las grandes empresas y las mayores fortunas del país. El histórico plan del presidente también contempla ampliar los existentes programas de salud, educación y atención infantil para jóvenes y mayores estadounidenses, así como esfuerzos adicionales a nivel federal para frenar las consecuencias del cambio climático.
Sin mayoría suficiente en el Senado
Para llevar a cabo su plan, Biden necesita contar con al menos 60 votos del total de los senadores. Y, teniendo en cuenta que los demócratas solo suman 50, necesitan el respaldo de al menos otros 10 republicanos. Los senadores cuentan ahora con apenas tres días para evitar el posible cierre del Gobierno antes de la medianoche del jueves, al límite del final de año fiscal estadounidense. No conseguirlo significaría poner en riesgo a cientos de miles de funcionarios en medio de la mayor crisis de salud pública y económica de los últimos tiempos.
Los demócratas también pretenden aumentar el límite de endeudamiento de 28,4 billones de dólares antes de que el Departamento del Tesoro se quede sin recursos para pagar la deuda de EEUU, algo que está previsto que suceda a mediados de octubre y que los republicanos han adelantado que no apoyarán.
Además, la fecha prevista para la crucial votación bipartidista del plan de infraestructura de Biden de un billón de dólares y que estaba programada también para este lunes se pospuso finalmente al jueves de esta misma semana para facilitar el curso de todas las medidas en marcha.
Pero el bloqueo republicano del paquete demócrata, que incluye un aumento del llamado “techo de cristal” de la deuda, ha obligado a los congresistas a volver a intentarlo esta misma semana.
El plan de Biden pende ahora de un hilo y podría fracasar estrepitosamente en la sede del Legislativo, suponiendo también una prueba de fuego en la gestión del presidente demócrata, que ha desvelado, desde que asumió el cargo, sus esfuerzos por sacar adelante su plan estrella y consolidar las políticas que lleve a cabo desde la Casa Blanca a través de acuerdos bipartidistas en el Capitolio de EE UU.
El último cierre parcial del Gobierno, que se acabó convirtiendo en el más largo de su historia, se prolongó hasta 35 días durante la presidencia de Donald Trump, dejando a cerca de un millón de empleados públicos sin trabajo y sin suelo, así como decenas de edificios oficiales cerrados, afectados por la medida del entonces presidente de EE UU como condición a la construcción del muro fronterizo con México. La nueva mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, alcanzada en enero de 2019, pudo priorizar la reapertura del Gobierno tras más de un mes de histórico parón legislativo.
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