LOS VERDES DE ALCALÁ DE HENARES
La última filántropa
Rosalía Mera en un acto en Barcelona.| El Mundo
Marcos Sueiro | Santiago de Compostela
Actualizado jueves 15/08/2013
Con Rosalía Mera se fue la última filántropa. La ex mujer de Amancio
Ortega, el dueño de Zara, consiguió sobrevivir al naufragio de su
matrimonio y convertirse en una señora acaudalada pero distinguida por
su compromiso social y también político. El transcurso de los años no ha
impedido que además de ser conocida por su fortuna, un patrimonio neto
de 6.100 millones de euros, lo sea por su confesada vocación de servir y
ayudar a los demás.
De hecho militó políticamente en la izquierda, también reivindicó su condición de mujer a través de frases conscientes como "las mujeres hemos vivido de forma vicaria a través de los hombres" y coqueteó con el movimiento indignado al afirmar públicamente "todos deberíamos estar indignados, los que están acampados y el resto de la población del país".
Sin embargo las luces y los titulares consignaron en lugar destacado estas inclinaciones de Rosalía Mera como consecuencia de su matrimonio fallido con Amancio Ortega, disuelto tras cofundar Zara y generar un imperio textil. Lejos de resignarse a vivir de las rentas dedicó su fortuna a multiplicarla a través de negocios inmobiliarios en el extranjero y canalizar sus inquietudes solidarias gastando dinero en la Fundación Paideia que se encarga de las personas con algún tipo de discapacidad. Y mientras todo sucedía seguía cogiendo el autobús urbano en A Coruña y visitando las tascas habituales donde sus conciudadanos celebran la vida cotidiana.
Pasó del textil -se inició como costurera a los 11 años- al mundo de la empresa con mayúsculas. Su última inversión fue en la cadena hotelera Room Mate. Sin embargo, a pesar de ser más mediática que su ex marido, evitó convertirse en un personaje de la prensa rosa y evitar los clichés de las mujeres hacendadas.
Rosalía Mera consiguió metas inalcanzables para cualquier mujer u hombre común y mortal. Simultaneó su condición de madre y de abuela con la de una mujer inquieta, poco ruidosa, escasamente solemne y realmente comprometida.
De hecho militó políticamente en la izquierda, también reivindicó su condición de mujer a través de frases conscientes como "las mujeres hemos vivido de forma vicaria a través de los hombres" y coqueteó con el movimiento indignado al afirmar públicamente "todos deberíamos estar indignados, los que están acampados y el resto de la población del país".
Sin embargo las luces y los titulares consignaron en lugar destacado estas inclinaciones de Rosalía Mera como consecuencia de su matrimonio fallido con Amancio Ortega, disuelto tras cofundar Zara y generar un imperio textil. Lejos de resignarse a vivir de las rentas dedicó su fortuna a multiplicarla a través de negocios inmobiliarios en el extranjero y canalizar sus inquietudes solidarias gastando dinero en la Fundación Paideia que se encarga de las personas con algún tipo de discapacidad. Y mientras todo sucedía seguía cogiendo el autobús urbano en A Coruña y visitando las tascas habituales donde sus conciudadanos celebran la vida cotidiana.
Pasó del textil -se inició como costurera a los 11 años- al mundo de la empresa con mayúsculas. Su última inversión fue en la cadena hotelera Room Mate. Sin embargo, a pesar de ser más mediática que su ex marido, evitó convertirse en un personaje de la prensa rosa y evitar los clichés de las mujeres hacendadas.
Rosalía Mera consiguió metas inalcanzables para cualquier mujer u hombre común y mortal. Simultaneó su condición de madre y de abuela con la de una mujer inquieta, poco ruidosa, escasamente solemne y realmente comprometida.
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DESCANSE EN PAZ
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