El colapso financiero y la solución islandesa
Por noticiasdeabajo • 17 septiembre, 2013
Por Eve Human, 17 de septiembre de 2013
Dissident Voice
Muchos
analistas financieros coinciden en que otra crisis financiera es
prácticamente inevitable. El analista Steve Denning, que escribe en la
destacada revista financiera Forbes, dice en un artículo titulado “Grandes bancos y productos derivados: ¿Por qué otra crisis financiera es inevitable?”, que
si bien la corrupción y los escándalos financieros son sin duda un
grave peligro para la estabilidad del sistema financiero mundial, hay
otro problema mucho peor:
“…Un
riesgo que todavía está presente: la falta de transparencia en las
operaciones de productos derivados, que ahora suman un valor nominal de
700 billones de dólares. Eso es más de diez veces el tamaño de toda la
economía mundial. Sin embargo, aunque parezca increíble, tenemos muy
poca información sobre esto o sus posibles consecuencias para la solidez
financiera de alguno de los grandes bancos.
Además el mercado de
derivados sigue aumentando. El valor ficticio total del mercado mundial
de derivados, cuando estalló la burbuja inmobiliaria en 2007, era de
unos 500 billones de dólares… El mercado de derivados de venta libre
habría crecido a un valor nominal de al menos 648 billones de dólares a
partir de 2011… Es probable que el mercado actual ronde los 707 billones
de dólares, o quizás sea aún más, decía el analista Jenny Walsh en El Barco de Papel: El
mercado ha crecido de una forma desmesurada, de manera que la economía
mundial está en riesgo de sufrir un colapso, incluso si un pequeño
porcentaje de contratosdejan de cumplirse. Su tamaño e influencia potencial son difíciles de comprender, y aún mucho menos, de evaluar.
La mayor parte de este
comercio de productos derivados es realizado por los grandes bancos, que
asumen generalmente que el riesgo probable de ganancias o pérdidas por
los productos derivados es mucho más pequeña que su valor nominal. Wells
Fargo, por ejemplo, dice que el concepto no es, si se observa de una
manera aislada, una medida significativa del perfil de riesgo de los
instrumentos y muchos de sus derivados se compensan entre sí.
Sin embargo, como vimos
en el año 2008, se puede perder una sustancial parte de la cantidad
teórica si algo sale mal, sobre todo si la apuesta se basa en otras
apuestas, generando pérdidas en otras organizaciones que se encuentran
involucradas al mismo tiempo. El efecto dominó puede extenderse de
manera impredecible.
Los Bancos no dicen a
los inversores la cantidad teórica que podrían perder en el peor de los
casos, ni están obligados a hacerlo. Incluso un inversor inteligente que
lee la letra pequeña no es capaz de evaluar el riesgo, y si las grandes
apuestas fracasan, todo el sistema financiero puede acabar en un gran
colapso mundial”.
Está
claro que algunas de las inversiones irán mal, con lo que una crisis
financiera global es sólo cuestión de tiempo. Sabiendo que lo inevitable
ha de llegar, ¿qué es lo que se
puede hacer para prevenir un enorme sufrimiento, cuando los 700
billones de la megaburbuja de productos derivados finalmente estalle?
La respuesta es simple:
basta con dejar que suceda el colapso y dejar que los Bancos se hundan
con él, especialmente los grandes, y junto a ellos todo el Sistema
financiero.
Pero no tenga miedo. Un colapso financiero no lleva inevitablemente a un colapso económico total.
¿Qué cómo lo sé? Porque lo he visto precisamente aquí, donde yo vivo, en Islandia.
Cuando los tres grandes
bancos se derrumbaron ( para el estándar de Islandia eran bancos
grandes, más grandes que la economía de todo el país), el Gobierno de
Islandia y su capacidad económica no podía rescatarlos. Así que el
Gobierno de Islandia dejó que los bancos quebrasen, junto con su negocio
internacional y sus inversiones especulativas, para a continuación
apoderarse de las oficinas locales, de los cajeros automáticos y de los
trabajadores y crear nuevos bancos al margen de ellos. Y mientras que el
patrimonio de los Accionistas fue aniquilado, todas las cuentas de los
depositantes del país estaban garantizadas por la refinanciación de los
nuevos bancos, imprimiendo (creado electrónicamente) el dinero que había
sido destruido.
Esto significa que a pesar
de la caída del negocio bancario ordinario, la mayoría de los clientes
del país continuaron como antes.
Ésta era la única vía de
escape para el Gobierno de Islandia, y durante las primeras semanas
después del colapso se produjo un boicot por el estamento bancario
internacional. El país se encuentra en la lista de los países
terroristas que ayudan a los países canallas. Las transferencias de
dinero electrónico al exterior ya no fue posible, ni siquiera en moneda
extranjera.
A pesar de los enormes daños
a corto plazo para la economía islandesa debido a este boicot, la
economía islandesa salió adelante. Los peces seguían en el mar y podían
ser capturados; las ovejas seguían comiendo la hierba y las patatas
crecían en los campos. Las plantas de energía siguieron trabajando (
aunque con enormes deudas con los bancos extranjeros), pero el agua
caliente seguía manando de la tierra.
Cuando el boicot finalizó,
la industria pesquera islandesa pudo vender sus productos como antes y
la industria turística emergió, ya que con la devaluación de la corona
islandesa se había vuelto más asequible para los extranjeros visitar
nuestro hermoso país.
En otras palabras, mientras
que el sistema financiero se había estrellado, la economía real aún
estaba viva y coleando, con plena capacidad de producción. Y el Gobierno
se aseguró de que existiesen los servicios financieros necesarios para
facilitar el comercio, lo que se hizo a través de los bancos de
propiedad estatal.
Claro que hubo repercusiones
económicas, ya que incluso las empresas no financieras se declararon en
quiebra al tener una enorme deuda, especialmente deuda en moneda
extranjera. Algunos propietarios que habían conseguido préstamos en el
exterior perdieron sus casas. El desempleo aumentó desde apenas el 2% a
casi el 10%, pero con los subsidios de paro las personas sobrevivieron.
Mientras que aquellos que
estaban muy endeudados tuvieron que hacer uso en ocasiones de los
centros de distribución de alimentos y los comedores de beneficencia,
pero nadie murió de hambre, ni nadie durmió en la calle, a excepción de
los alcohólicos y drogadictos.
En 2009 y 2010 la economía
se contrajo con fuerza. No era una sorpresa, ya que buena parte de ella
se había cimentado sobre el sector financiero en los últimos cinco años.
La industria de la construcción también se vino abajo, afectando a las
clases más humildes, ya que ni las empresas ni el Gobierno podían
permitirse el lujo de construir casas nuevas. Sin embargo, desde 2011 la
economía empezó a crecer y la tasa de paro bajó de nuevo. En abril de
este año (2013) , la tasa de paro era de sólo el 4,9% y en julio había
descendido al 3,9%. Sólo la mitad de estas personas habían estado sin
trabajo durante más de seis meses.
Si comparamos estas cifras
con las de cualquier otro país europeo, especialmente con los países del
sur de Europa, que han tratado de rescatar a sus grandes bancos en
quiebra:
“La tasa de empleo
desestacionalizada en la zona euro era del 12,1% en julio de 2013,
similar al mes de junio; en julio de 2012 era del 11,5%. la tasa de
desempleo en la UE-28 era del 11% en julio de 2013, similar a la de
junio; en julio de 2012 era del 10,5%.
Entre los Estados
miembros, las tasas de desempleo más baja se registran en Austria
(4,8%), Alemania (5,3%) y Luxemburgo (5,7%); y las tasas más altas se
registran en Grecia (27,6% en mayo de 2013) y en España (26,3%).
Luxemburgo… nunca ha
sufrido un colapso financiero total, y se encuentra mucho mejor que
otros países europeos, pero aún así tiene una tasa de desempleo un 2%
superior a la de Islandia en la actualidad.
Chipre, con una población
de 1,1 millón de habitantes, es un Estado insular como Islandia, tiene
una tasa de desempleo del 15,6%, tasa a la que nunca ha llegado Islandia
ni en el peor período del colapso financiero”.
Y aquí
las cifras de los Estados Unidos, donde se han empleado grandes
cantidades de dinero para rescatar a los bancos en quiebra:
“A
partir de julio de 2013, la tasa de desempleo en los Estados Unidos era
del 7,4%, es decir, 12 millones de personas, mientras que la tasa de
desempleo U-6, que incluye los desempleos de corta duración, fue del
14,3%, es decir, 22,2 millones de personas”.
Aunque se podría pensar que
la rápida recuperación de Islandia tiene algo que ver con su pequeño
tamaño, aún así se podría pensar que la solución islandesa a la crisis
financiera puede haber sido la más aceptable.
La solución islandesa
muestra que incluso un colapso financiero no tiene por qué conducir a un
colapso económico total, ya que uno y otro no son lo mismo.
Si se mantienen los
servicios financieros básicos, que sirven a las personas y al sector
productivo real, a través del Estado, aunque sólo sea de forma temporal (
bajo la presión internacional, 2 de los 3 principales bancos islandeses
se han vuelto a privatizar) la economía puede sentirse afectada, pero
no totalmente destruida.
La paranoia que se apodera
de algunas personas, sobre todo en los Estados Unidos, no tiene una base
real. Estados Unidos podría sobrevivir y recuperarse sin su sistema
financiero especulativo.
La Banca pública o una
reforma monetaria, al igual que en los Estados Unidos una vuelta al
Greenback Dólar, sería una solución viable para hacer frente a la
inestabilidad del sistema financiero actual, así como superar el
problema de la enorme deuda pública.
El principal obstáculo para
la recuperación económica de Estados Unidos y la mayoría de países
occidentales es la enorme deuda que tienen con las entidades
financieras.
Y esta es la razón por la
que los colapsos financieros llevan a colapsos económicos, con
sufrimiento para millones y millones de personas.
Una vez que todo esto cambie
y las democracias occidentales tengan Gobiernos que tenga en cuenta
necesidades de las personas, surgirán muchas ideas viables para que los
países adquieran una independencia económica de los mercados mundiales,
por lo que el incumplimiento o la reducción de su deuda pública,
impagable, no daría lugar a escasez de recursos económicos ni a
sufrimiento de las personas.
He recogido algunas de estas ideas, sobre las que escribiré en mi próximo artículo.
La
autora, Eva Human, trabaja en el sector de la salud, es blogger, poeta,
escritora de novelas de ciencia ficción, activista por la paz y los
derechos humanos, reside en Islandia. Sus sitios web: Eve’s Thoughts, Eve’s Poems and When Hope Came. Visite el sitio web de Eva.
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