domingo, 14 de septiembre de 2014

ESPAÑA: AGUIRRE APOYA LA CANDIDATURA DE GONZÁLEZ Y LA SEGUNDA VUELTA ELECTORAL

Rosalía Sánchez

Rosalía vive, investiga, disfruta y experimenta Berlín, la capital europea de la libertad. Sigue creyendo en el periodismo y en el trabajo del corresponsal (veni, vidi, scripsi).

APOYA LA CANDIDATURA DE GONZÁLEZ Y LA SEGUNDA VUELTA ELECTORAL

Aguirre: "Las ideas que defiendo son las que han traído más bienestar y prosperidad al mayor número de ciudadanos"

La crisis existencial de los liberales alemanes
Los electores españoles opinan como los alemanes respecto de los dinosauios políticos del partido liberal europeo. su lugar esta en el museo de la historia de la política, junto a los marxistas leninistas, presuntamente claro.
Ser o no ser, esa es la cuestión que dirime el Partido Liberal alemán (FDP) en las elecciones del próximo domingo. Y no precisamente en sentido figurado. El colapso en las regionales bávaras, en las que han quedado fuera del parlamento, ha abocado a la formación a una lucha desesperada por el "segundo voto" para lograr la supervivencia a corto plazo. En un plano más profundo, se enfrenta a una crisis existencial en la que los líderes tratan de discernir qué factores han abierto este abismo que les separa del electorado.

El sistema electoral alemán establece que cada votante emite dos votos, uno con el que elige a un candidato y un segundo que sirve para determinar la fuerza relativa de los partidos en el Bundestag. En el pasado, la CDU/CSU de Merkel ha instado tácitamente en varias ocasiones a sus votantes a dar al FDP ese segundo voto, para facilitar la coalición. Por eso, apenas se conocían los datos a pie de urna de Baviera, los liberales lanzaban en todo el país una improvisada campaña "por el segundo voto", pero se han encontrado esta vez con la resistencia de los cristianos. "No podemos regalar ni un solo voto", advertía ayer a sus bases el secretario general cristianodemócrata, Hermann Gröhe, centrado en obtener una situación de partida fuerte de cara a la próxima negociación para formar gobierno.

"Cada partido hace campaña para sí mismo y todos los votos deben ser para la canciller Merkel, Jugar con el segundo voto es jugar con fuego", prevenía Gröhe a los tentados a apoyar a los liberales por miedo a una posible coalición de socialdemócratas, verdes y Die Linke (la izquierda), en la que sumarían fuerzas el resto de las formaciones democráticas contra Merkel y podrían incluso desplazarla del gobierno. No en vano, el candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück, se frotaba ayer las manos en Berlín anunciando que "lo sucedido en Baviera es muy prometedor sobre lo que puede ocurrir el próximo domingo a escala federal".

El FDP es de todos los partidos alemanes el que más tiempo ha estado el poder, siempre como socio menor de 17 de los 22 gobiernos de la historia de la República Federal. Gobernaron con los socialdemócratas en los 70 y a partir de 1982 con Helmut Kohl, lo que les permitió contemplar en primera fila política la caída del Muro de Berlín y participar activamente en la epopeya patriótica de la reunificación. En las pasadas elecciones federales de 2009, el FDP se anotó un resultado récord, el 14,6% de los votos, gracias una campaña concienzuda y a un programa cuya estrella era la promesa de bajar impuestos. Fue el último éxito del todavía ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, que comenzó la legislatura como número dos del gobierno y presidente liberal para despedirse de ella enrocado a presión en el puesto de ministro, repudiado por su partido y como un cadáver político andante.

"Lo que ha ocurrido entre esos dos momentos es el efecto Merkel, que realiza sus movimientos según la ley de la compensación. Plantea públicamente la negociación desde puntos que sabe inasumibles y que ella misma no desea, pero cosecha la popularidad de una medida que nunca llevará a cabo y la factura la pagan siempre los que tienen que recortarla, sus socios", explicaba ayer el liberal Hans Dietrich-Genscher, político liberal y emblemático ministro de Exteriores de Helmut Kohl. "os votantes ya no nos identifican con la eficiencia y la competitividad, que es lo nuestro. Nos ha hecho quedar como insensibles ante el sufrimiento de la globalización", añade, en alusión a posturas poco populares mantenidas por el FDP en materia de cambio energético, empleo o incluso en política europea. "Su giro hacia el centro ha devorado al FDP", sentenciaba.

Apenas comenzaron a cosechar derrotas regionales, el hoy vicecanciller Rösler emprendió una guerra interna y terminó desbancando a Westerwelle en 2011, sin lograr remontar a cambio en las urnas. Su 4% en las encuestas pone en duda que logren entrar en el Bundestag en las elecciones del domingo, por Rosalía Sánchez.

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