26/07/2020 José Errasti |
La pandemia nos obliga a enfrentarnos a lo que más tememos en la vida. No es la muerte ni el dolor. Es la incertidumbre sobre la muerte y el dolor. Toda la cultura, la religión, el arte, es un intento desesperado de creer que tenemos el control sobre nuestro futuro. ¡No lo tenemos! Buscamos certezas sin fisuras y nada nos desasosiega más que contemplar cómo un médico reconoce que carece de ellas. Los medios de comunicación prometen respuestas, pasan miles de horas haciendo afirmaciones que caducan al mismo tiempo que las ondas sonoras con las que las emiten. Nada nos aterra más que aceptar que la vida es caótica en buena medida, y que por encima de todos nuestros intentos por controlar lo que nos va a ocurrir, nunca estamos a salvo de un golpe fatal, de un mazazo inesperado que lo cambia todo. Seguir leyendo>>
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