martes, 29 de junio de 2021

Portugal cierra las escuelas del Algarve ante el avance de la variante Delta.

29/06/2021
Francisco
Chacón
La situación epidemiológica se agrava en el país vecino por la rapidez con la que se expande la cepa india.
La variante delta del coronavirus está fuera de control en Portugal y la situación epidemiológica se ha agravado en las últimas horas, con las capas de la población jóvenes como las más afectadas ya que todavía no han accedido a la vacunación. Si el área metropolitana de Lisboa está cerrada los fines de semana, es ahora el Algarve la región que ha obligado a las autoridades a tomar una determinación a la desesperada: las escuelas vuelven a echar la persiana, una medida que entró en vigor este lunes 28 de junio.

Cierto que se había retomado la enseñanza presencial en todo el país con el objetivo de poder finalizar el curso de una manera similar a la ‘normal’ y con el fin añadido de que los alumnos pudieran despedir el año con un aire de optimismo y hasta de celebración. Pero nada más lejos de la realidad porque Faro, Albufeira, Lagos o Loulé han tenido que recular de manera drástica para frenar el avance de la infección.

Las características de los nuevos pacientes retratan que la intensidad del virus no es tan alta como en embestidas anteriores, pero la contrapartida es que los contagios se producen a una velocidad de vértigo en esta época en que los chavales comienzan a acercarse a las playas en esta zona, la más turística del Portugal del continente.

Ahora que las calles se han vaciado de británicos, que ya no visitan el Algarve desde que el Gobierno de Boris Johnson impuso recientemente una cuarentena obligatoria para quienes regresaran del territorio luso, la algarabía callejera de los estudiantes representaba uno de los escasos factores vitales que rompían el silencio… y ya ni eso. Así que vuelve el ambiente fantasmagórico, y eso que el Algarve suele bullir de actividad en esta época del año, a escasos kilómetros de Andalucía.

La delegada de Salud en Faro, Ana Cristina Guerreiro, ha declarado que la iniciativa durará 12 días, coincidiendo con el final del periodo lectivo. «Es por precaución», señaló después de que se registrara un brote de 814 casos y de que la tasa se disparase hasta los 583 en Albufeira, 448 en Loulé, 403 en Olhao y 329 en Faro.

«Tenemos que cortar esas cadenas de transmisión y por eso es mejor que esos alumnos se queden en sus casas. En caso contrario, la situación puede agravarse», manifestó Guerreiro.

¿Y entonces? ¿Las clases se rematan de forma telemática o cómo se cerrará el curso? La delegada dijo que corresponderá a las escuelas decidir si dan el salto a la enseñanza a través de internet.

Lo que está claro es que el 9 de julio se valorará el contexto de manera oficial, aunque con toda probabilidad quedará todo pendiente de cara al arranque de la campaña escolar siguiente.

Ya en enero pasado aconteció que las cifras subrayaban en Portugal que los jóvenes entre los 13 y los 17 años se habían convertido en la franja de edad en la que más estragos causaba la pandemia del coronavirus a lo largo de la tercera y virulenta ola. Hasta un 42% de los casos se inscribía en ese escalón de los ciudadanos.

La consecuencia no fue otra que el Gobierno socialista de Antonio Costa dando un giro en su estrategia de forma repentina, por lo que se cerraron todos los centros educativos de norte a sur… y en los archipiélagos de Madeira y Azores.

Aquella medida drástica afectaba a las universidades, los institutos, las escuelas y las guarderías. Y hoy abarca en la región algarvia al primero y al segundo ciclo.

De cualquier modo, no puede olvidarse que, si los chavales caen víctimas del coronavirus, también se puede expandir a sus padres y hermanos, como de hecho sucede.

Es verdad que el panorama sanitario general del país vecino no es tan negro como en los meses de enero y febrero, pero el presidente del Centro Biomédico de Faro, Nuno Marques, advierte que «incluso estando vacunados hay hábitos como la distancia física de seguridad, la mascarilla o la higienización frecuente de las manos que han llegado para quedarse en nuestra sociedad».

Los recuerdos del invierno atormentan a los portugueses, especialmente porque el 21 de enero se alcanzó su récord de muertes diarias por este motivo, con 221, y durante un periodo de casi tres semanas la cantidad media de contagiados era de 13.000 o 14.000 al día. Unos índices altísimos teniendo en cuenta que son 10 millones y medio de personas al otro lado de la frontera.
De momento, ir a misa es una actividad que no ha quedado interrumpida en el Algarve, pero a nadie se le escapa que la Conferencia Episcopal portuguesa sigue muy de cerca los acontecimientos. Lo mismo sucede con la prohibición de celebrar bodas, bautizos y confirmaciones, que no está en marcha. Pero suele suceder que estas circunstancias se producen del cierre de escuelas. El futuro próximo se dibuja inquietante para los vecinos ibéricos.

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