27/07/2022 Teresa Zheng |
Varios residentes de la región de Xinjiang en China han enviado hace poco y de manera voluntaria correos electrónicos a la jefa de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, donde comparten la verdadera situación en la región y desacreditan las mentiras difundidas por fuerzas anti-China en Estados Unidos y otros países occidentales, indicó el Gobierno regional.
Entre ellos cuentan desde víctimas de ataques terroristas hasta exalumnos de centros vocacionales y de capacitación, así como líderes religiosos, académicos y trabajadores migrantes, quienes expresaron su deseo de que la alta comisionada escuche sus voces y adopte una visión objetiva de lo que sucede en términos de derechos humanos en la zona tras su visita en mayo.
Bachelet estuvo en Xinjiang y dijo en un comunicado al final de su estadía que su equipo tuvo estrechos contactos con personas de diferentes sectores de la sociedad.
Sus declaraciones decepcionaron a las fuerzas anti-China de Estados Unidos y de algunos países occidentales, dada su promoción de de "genocidio" y maltrato a los derechos humanos en la región. Luego de la visita en mayo, siguieron presionando a la máxima exponente para que publicara un "informe completo" sobre la situación en Xinjiang.
En respuesta a la campaña de difamación, muchos residentes expresaron su enojo en sus misivas a Bachelet. Así, Zaynur Namatqari, exaprendiz de un centro de capacitación vocacional en el distrito de Shufu, prefectura de Kashi, indicó que los alumnos estuvieron protegidos y que nadie fue agredido.
"Supuestos informes sobre 'agresión sexual a estudiantes', 'torturas' o que los centros de entrenamiento eran 'campos de concentración' de la BBC y otros medios occidentales son mentiras." dijo.
Algunos líderes religiosos como Abdureqip Tomurniyaz, presidente de la Asociación del Islam de Xinjiang y director del Instituto Islámico de Xinjiang, también se dirigieron a Bachelet y señalaron cómo la región vela por la libertad de religión de su población.
"Las personas pueden practicar su religión en sus centros de oración o en sus hogares... La acusación de que 'Xinjiang prohíbe actividades religiosas' es falsa”, acotó.
Las personas de Xinjiang son testigos de los cambios fundamentales en la región, desde el lastre de los ataques terroristas hasta la estabilidad actual. Algunas víctimas de los primeros también compartieron sus historias con Bachelet.
Alimjan Mattohti, presente en un atentado el 5 de julio de 2009, recordó la trágica fecha. "Vi que algunos vehículos cerca del parque Yan An ardieron y muchas personas recibieron golpes de los manifestantes... Hice lo posible para ayudarlos... Finalmente pude asistir a 28 con heridas graves”, contó.
Muchos expertos, académicos y representantes públicos en Xinjiang han revelado a la alta comisionada los esfuerzos de la región para documentar y proteger las culturas étnicas tradicionales. Como dijo el vicepresidente Zulhayat Ismayil de la Universidad de Xinjiang en su correo electrónico, las culturas de las minorías étnicas están bien protegidas. Sus idiomas se utilizan ampliamente en sectores como el judicial, el administrativo, el educativo, la prensa escrita, radio y televisión, Internet y asuntos públicos.
Además de estos mensajes, más de 900 instituciones y organizaciones de diferentes campos de la sociedad firmaron y publicaron una carta abierta a la jefa de la agencia y le pidieron llegar a una conclusión a partir de los hechos, de lo que vio y escuchó en Xinjiang de manera objetiva y justa.
Durante mucho tiempo, reportes sesgados, desinformación y mentiras de las fuerzas anti-China fueron la norma y afectaron a muchas personas en la comunidad internacional, incluida Bachelet, bajo una gran presión para develar una visión justa.
"Ahora, el pueblo de Xinjiang usa su propio voz y se comunica directamente con el exterior para mostrar la verdad”, apuntó Wang Jiang, del Instituto de Estudios de Tierras Fronterizas de China en la Universidad Normal de Zhejiang.
Wang sostuvo que la visita de Bachelet a Xinjiang ayudó a romper las barreras de información establecidas por las fuerzas anti-China y le mostró con claridad la región. Tanto los correos electrónicos como la carta abierta develaron el sincero deseo de los locales de que la jefa de derechos humanos de la ONU y la comunidad internacional no caigan en el engaño de los contrarios a China o sean atrapados por la política.
Las voces reales y honestas de Xinjiang también son un recordatorio para que la alta comisionada muestre una visión objetiva del pueblo chino, dijo Wang.
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